EL PÚGIL
Los ojos que vuelves para mirarnos,
las llagas por la cara, las manos
caídas hasta olvidarlas,
no son tuyos, no eres tú.
Nosotros somos quienes giramos bien el torso,
asombrados de cómo pasó el tiempo
hasta vernos en ese estado.
E. del Pino. Publicado en la Revista Númenor, 20.
1 comentario:
Bene scripsisti, Pinarie! Cura ut valeas!
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