miércoles, 25 de marzo de 2015

Biblioteca Nacional


Querido Lucilio:

Lo que más me conmueve de la Biblioteca son los olores. A papel, a sequedad, a maderas y moquetas. Los silencios, las miradas concentradas. En los intestinos del edificio hay cientos de salas. Aprendí desde jovencito los recovecos de los órganos en el enorme animal, sus bronquios de siesta veraniega, su estómago de embalse, su corazón que late lento pero continuo.

Pero hoy me he dado cuenta de que no entro yo en ella sino que fue ella en realidad la que se instaló en mí. Fue ella la que colonizó mis venas, en las células insertó un germen diminuto que se multiplica y hace sus habitaciones en cada órgano. Se hace tu parásito como si fuera una tenia, pero a la vez te alimenta. A veces al respirar se siente un pitido, o una gravidez de embarazo, o un calor en las sienes. Y es que es ella.

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